sábado, 11 de octubre de 2008





Es el pulso de mi niñez el que me mantiene con vida,
El que me aparta de los falsos profetas.
Porque en mi alma descansan los sueños del guerrero,
Y sin embargo para el que tiene miedo,
mi alma es un espejo.
Y al mirarme de cerca,los cobardes ven su verdadero rostro.
Y salen despavoridos, como si no pudieran soportar la verdad,
y mi alma fuera una guerra devastadora.



Y yo sólo enhebro las fauces del destino.
Pero no puedo romperlas.


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